Tenemos tantas ganas de algunas cosas, que tendemos a decretar, a decidir, a clausurar. Hoy un amigo, saliendo de una clase a eso de las siete, notó que el cielo todavía estaba celeste- ya no negro oscurísimo- y me dijo: Parece que está llegando la primavera, eh. Hoy, el día que amaneció con cero grados. Pero, qué bien, me gusta la gente que toma decisiones mentales para suavizar los avatares.
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