Fuimos en Concordia a una juguetería a comprar un regalo para Felipe, niño de cuatro años. Después de debatir sobre las nuevas generaciones- derrochonas de celulares y tecnología digital en chiches aparatosos, niños de la era computarizada que no saben jugar ni al "chancho va"- vimos que también siguen estando presentes los clásicos de los clásicos: los famosos playmovil, los autitos de colores, las muñecas Barbie. Hasta acá todo bien, pero, en la sección femenina (era una juguetería que hacía énfasis en la categoría de género), entre disfraces y cosas color rosa, vimos un juego de escoba y pala. La escoba también era rosa. Nos indignamos.
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