jueves, 28 de enero de 2010

se va la quinta!

Norte querido,
que entre coplas y vinos tintos te extraño
una vez más mi mochila pide tus siete colores,
allá voy hacia tu montecito, tu chola caminando con paso firme;

Jujuy esperame despierto
que yo acá ya no puedo dormir pensando en vos.

martes, 26 de enero de 2010

Cena Familiar

No hay encuentro del lado paterno
que no contenga de prepo una subdivisión:
la "mesa de los grandes"
y la "mesa de los chicos".
La mesa de los chicos es cada año
más border.
Pero es increíble porque
por más grandes que estemos,
en ese contexto seguimos siendo los chicos
y es muy tierno.

lunes, 25 de enero de 2010

Escenas de Depilación (II)

Aires de ceras innovadoras me hicieron
aterrizar en una galería rococó de palermo,
donde paradójicamente la depilación sale mucho menos
que en villa crespo o "palermo D.C" ("después de córdoba", pf.)

Cuestión: fue la peor depilación de mi vida.
Nunca pensé que diría esto pero
la cera andaba mal.
O mi cuerpo y la cera se llevaron mal,
al punto de volver y tener que estar horas con la pincita.
¡Qué molesto cuando pasa eso!
Pagaste, te dolió, y después de todo el mambo,
recién empieza el laburo arduo.
Puedo seguir quejándome:
la chica era novata (yo calculé durante el proceso que debía ser la tercera depilación de su vida),
y me tuvo cuarenta minutos.
Sí, cuarenta. (pierna entera y cavado).
La camilla era tan nueva, tan blanca, tan plastificada
que cuando bajé me dolió el tirón del despegue.
Y la frutilla del postre: el gel post-depilatorio,
Un musgo turquesa lleno de burbujas de artificio
pegoteó mis piernas y provocó que cualquier basurita
del aire se pegara como bichito muerto al vidrio.

Música de viaje// Viaje de Música

Teníamos casi todo lo que se necesita.
Río, guitarra, fogón y Montaña.
A veces las cosas son más simples
.
Qué linda ligereza,
la del viajar.

No nos entendemos

Qué difícil es tratar de explicar lo inexplicable.
Que yo soy así.

miércoles, 20 de enero de 2010

Afrocubano

Ayer me mareé como
sólo en salita de cinco supe hacerlo.
Vueltas vueltas vueltas vueltas vueltas vueltas
y perder completamente el control.

martes, 19 de enero de 2010

Un cuadro de Klimt


La luna bajaba por la ventana como
presencia fantasmal de primavera.
Un verde sabor recorría su boca
pastosa, pendiente de la saliva
y del color de los muebles de la sala.
Nada iba a detener aquella pulsión,
el instinto más primitivo del cuerpo
que se salía del propio cuerpo para pasar a ser
otra cosa distinta de sí misma.
Nada iba a detener aquellas manos agitándose
hacia una nebulosa de viento y sopor.
La noche entraba y la luna
reflejaba en la ventana un cuadro de Klimt.
(el beso).
Ella no subió a la terraza ni bajó del balcón.
Así como estaba se quedó inmóvil
contemplando su propia sombra
que se iba alejando lentamente.

Tiempos Modernos

Internet hace lo que quiere con mi blog.
Hace un tiempo, cada tantos días,
la conexión se debilita y hace caprichito cibernético.
Me deja conectarme un poquito,
a algunas páginas, en determinados momentos.

Yo entiendo que los perros puedan contagiarse
del carácter de sus dueños,
pero ¿la computadora?
El siglo veintiuno me supera.

domingo, 17 de enero de 2010

Hacer dedo.

Salimos con toti desde almagro el 3 bien temprano.
Los mosquitos y un salto repentino de klee (gato) (hermoso) en mi cara no nos permitió dormir más que tres horitas y arriba. Que duchita, que mate, que empanadita, y nos fuimos.
Una avenida Corrientes desolada nos esperaba entre porteros que manguereaban y unos cuantos borrachos de año nuevo que seguían festejando abrazados a los árboles.
Nuestro itinerario comenzó en almagro, y en menos de veinte minutos el colectivo 26 nos dejó en Retiro. Boleto a Zárate, el primer tren del día, 7:30. Todo fue bien puntual, nos subimos, pasaron unos minutitos, el chofer cerró las puertas y arrancamos. El recorrido, mucho no lo vimos ya que íbamos sentados en el piso, bien hippies desde el comienzo, pero parecía muy lindo, arbolado, soleado. Creo que a ambos se nos pasó tan rápido el camino que sin darnos cuenta llegamos, con las mochilas al hombro, y nos dirigimos hacia un nuevo bondi: el que nos dejaría velozmente en la ruta 9, a metros del peaje para emprender nuestra aventura más desacatada, el dedo.
El calor estaba avanzando sobre el día y de una corrdita compramos pan y agua para el viaje que nos esperaba.
Llegamos a la ruta, levantamos nuestros brazos y el dedo se hizo realidad. Ay, qué sensación tan vulnerable y adrenalínica. Aproveché para hacer pis al costadito de la ruta, y sentí tantos mosquitos que me da impresión pensarlo.
Volví hasta tomi, supongo que con cara de susto, y en ese momento apareció un hombre que se acercó y nos preguntó a dónde íbamos. Nosotros le dijimos a Córdoba, él nos dijo a Chaco, y bueno, suban chicos, esta es la llave de la Berlingo, pueden prender el aire, sólo tengan cuidado con los asientos que no les pase nada.
Increíble. Ni cinco minutos estuvimos y un milagro hecho camión (y camionero) nos estaba llevando a Rosario.
El vehículo era de los que dan más miedo en la ruta. Un camionazo gigantesco de los que transportan decenas de autos, y en uno de esos, tomi y yo sentados, anonadados, contentos, quizás un poco asustados, asombrados, y otra vez contentos empezamos a acercarnos a nuestro destino.
Yo descansé un ratito en la parte posterior de la camioneta, tendí el aislante y me dormí una siesta mientras tomi reposaba sus pies sobre la guantera y escuchaba música. De lo más bien.
Rosario no se hizo esperar y un nuevo desafío comenzaba. Habíamos tenido mucha suerte y quién sabe cómo terminaría la historia.
La cuestión fue que bajamos y el cielo estaba cada vez más nublado, pesado, húmedo, gris. Nos acomodamos a un costadito y volvimos a levantar los brazos. Estuvimos veinte minutos sin ningún resultado y unos cuantos gotones de lluvia. Entonces, como para empeorar un poco el cuadro, un auto de la policía se instaló justo delante de nosotros, para hacer controles a los autos. Los paraban, pedían papeles y los dejaban ir. Obvio, nadie nos iba a levantar, a menos que peguemos onda con ellos. Saludamos, hola, hola, vamos para Córdoba. Se reían un poco de nosotros, con actitud chabacana y soberbia. O nos miraban con lástima, no sé.
Nos pusimos bastante incómodos, y estuvimos a punto de movernos de lugar, cuando de repente llegó Roberto.
Roberto cruzó gran parte del ancho de la ruta para subirnos. Nos dijo: ¿a dónde vamos chicos?
Él también iba a Córdoba, así que golazo.
Este nuevo trayecto tuvo asimismo ciertas complicaciones. En principio, tomamos mate con el genio de Robert, quien no había terminado la primaria y sin embargo escribía hermosos poemas y recitaba con voz fuerte y decidida.
Cuando nos faltaban 250 km para llegar a Córdoba se atascó la palanca de cambios y no hubo forma de moverla. El camión estaba roto, y empezaba a anochecer. Un hotel de tres estrellas yacía atrás nuestro, pero esa no hubiese sido la mejor manera de empezar el viaje. Queríamos llegar a Córdoba esa noche, ese era nuestro objetivo, y en un silencio inútil (se traslucía en el puchero que afloraba en nuestras caritas de perro mojado), bajamos una vez más del camión y dejamos las mochilas al lado de la ruta. Una vez más, levantar el brazo y esperar.
Era inútil, nada nos iba a levantar en ese momento.
Pero, algo (el señor, el destino, un camión de mudanzas más grande que el de Roberto) nos quiso ayudar y empujó la palanca, destrabándola, hecho que permitió que el camión volviera a la vida, y nosotros, claro, arriba de él.
Un único inconveniente retrasó levemente nuestra llegada: una sirena chillaba como loca si roberto pasaba los 40 km por hora. ¿Conclusión? tardamos 5 horas aproximadamente (no voy a hacer la cuenta, creer o reventar) en llegar hasta córdoba!
PERO LLEGAMOS!
ilesos, cansados, dormidos pero despiertos, contentos del día, del dedo, de la sensación de viaje por delante.



Punto para enero.

Enero es la posibilidad de siesta infinita;
nunca te despertará el teléfono.
Amén.

sábado, 16 de enero de 2010

huevo y maby

Homenaje

Chichina
merecés un espacio en el blog
porque fuiste casi una integrante más
en nuestra carpa y en nuestro viaje.
Bicho extraterrestre de pis fuerte,
hasta siempre.




San Marcos, cierra.

San marcos sierra
me cierra por todas partes.

El primer día me puse nerviosa porque quise saber cuál era el verdadero nombre del lugar:
san marco sierras/san marcos sierras/san marcos sierra/sans marcos sierras
(la última poco probable me dijo un oriundo).
Entendí a las pocas horas que cada uno decía como quería, y sobretodo, que a nadie le ponía nervioso lo mismo que a mi, por lo que decidí dejar de preocuparme y empezar a disfrutar.
La incertidumbre fue derrotada por un sabroso mate
hecho con el primer fueguito del viaje, que todo lo deja.

Un hippie viaje, en un hippie pueblo
de gente que trabaja, pinta, canta, baila
baja al río con mate y cositas naturistas
y se va a dormir entre vientos fuertes y cerros blandos.
Aunque no soy partidaria de algunas generalizaciones
podría decir que la mayoría de los lugareños
son de esa gente que te presta atención al hablar
te miran a los ojos de forma profunda y sincera
y son de rápida y dientosa sonrisa.

El pueblo, no me queda claro, tiene una cuadra y media a la redonda
de bambula y aceitunas negras.
Eso es todo, básicamente
eso y un Runa Mishky empeñado
(¿donde se hacen peñas?)
en hacernos más felices a todos.

Las velas no abundan ni faltan
pero a la medianoche generalmente la luz se corta
y los tambores florecen
entre tumbos
en la plaza, oscura, bañada en los cielos que sólo san marcos sabe estrellar.

En la plaza parecía pasar todo
pero no pasaba nada, o sea
sólo pasaba la gente,
y si pasaba algo era muy poco. Algún sapo, varias chichinas, un vino.
Siempre lo de siempre.
Vernos las caras, saludarnos,
¿cómo estuvo la venta hoy?
mañana parece que llueve,
trueque de pulsera por trufa
de bufanda por miel
de libro por abrazo.

Volver (I)

Recién bajé a comprar
cerezas
y ojotas.
Los días que uno vuelve de viaje,
es como esa onda.

sábado, 2 de enero de 2010

Románticas (bajo luna llena azul)

Ayer anduve en bici con la negra.
Ella siempre me lleva atrás,
en el asientito metálico, raquítico, durísimo.
Ella pedalea, pedalea, pedalea
le da una paliza a las fuerzas gravitatorias.
Sabe esquivar las lomitas, pero nunca entiende
que mis pies chocan contra el asfalto cual chasqui boom en carnaval.
Nunca nos salió bien andar juntas,
yo siento que se me contraen los abdominales,
las piernas se achicharran en las esquinas
y me da tanto miedo que la agarro muy fuerte de la cintura.
Ella me dice: DALE JULI, LEVANTÁ LAS PIERNAS!
y grita: ¡no entiendo! ¡no entiendo cómo esto nos sale tan mal!

Mañana me voy yo,
pasado ella.
Nos vamos a extrañar.
Y aunque alguna otra persona me lleve alguna vez en bici,
yo prefiero que siempre me lleve ella,
así de gritona, así de negra.

Compartir con Jesús

Cumplir en Diciembre le suma un plus de significado a cumplir.
Implica introspección, implica balance y crítica. Más que en otros meses, digamos.
Y quizás alguna lagrimita.

Escenas de Depilación (I)

El cuartito de al lado.

-Pero, ¿él era casado?
-Sí, y yo encima estaba empezando a salir con mi ex.

Ya somos varios

En Navidad, asado.
En año nuevo, platos fríos.