Te escribo con toda Julieta.
No hay parte mía que no te esté escribiendo
cuando te escribo.
Te escriben mis dientes y mis muslos, mis colmillos y mis codos,
mis rodillas y mis hombros, mis pestañas y mis cachetes.
Te escribo imaginándome que al leerme me estás imaginando vos a mí.
Te escribo y mis palabras no te alcanzan pero te buscan,
mis mayúsculas rozan alguna sensación que nos conecta.
Y es como encontrarnos entre palabras;
entre sílabas y diptongos nos tomamos de las manos.
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