aterrizar en una galería rococó de palermo,
donde paradójicamente la depilación sale mucho menos
que en villa crespo o "palermo D.C" ("después de córdoba", pf.)
Cuestión: fue la peor depilación de mi vida.
Nunca pensé que diría esto pero
la cera andaba mal.
O mi cuerpo y la cera se llevaron mal,
al punto de volver y tener que estar horas con la pincita.
¡Qué molesto cuando pasa eso!
Pagaste, te dolió, y después de todo el mambo,
recién empieza el laburo arduo.
Puedo seguir quejándome:
la chica era novata (yo calculé durante el proceso que debía ser la tercera depilación de su vida),
y me tuvo cuarenta minutos.
Sí, cuarenta. (pierna entera y cavado).
La camilla era tan nueva, tan blanca, tan plastificada
que cuando bajé me dolió el tirón del despegue.
Y la frutilla del postre: el gel post-depilatorio,
Un musgo turquesa lleno de burbujas de artificio
pegoteó mis piernas y provocó que cualquier basurita
del aire se pegara como bichito muerto al vidrio.
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