Insistiendo con septiembre, hablemos un poquito de este mes.
De la cantidad de cumpleaños en septiembre.
Del olor a primavera, que en realidad muchas veces llega el día 30, donde claramente el crédito debería llevárselo octubre, y sin embargo, todos valoramos enormemente al noveno mes.
De las ropas sueltas que comienzan a pasearse por las calles.
De las plazas con gente y subeybajas subiendo y bajando.
De las ganas de ir preparando la lista con las cositas para el viaje.
De las ganas de ir sacando el pasaje a Ecuador que todos queremos.
De las ganas de ir limpiando la carpita y pensando si seguir usando la mochila de Belu o comprarme una nueva.
Para mi, en septiembre todos pensamos en vestidos de flores de todos colores, en Plaza Francia a los quince años, pensamos mucho más que en otros meses en Silvio Rodríguez, en tereré de frutillas en una esquinita al sol, en ojotas, chancletas, alpargatas y pies descalzos, en-no-desvestirnos-tanto antes de entrar a la ducha, así como en que ya no es tan fácil caminar por la calle en minifalda. Desvariamos también, con comprarnos ropa de ferias americanas y parecernos a Celeste Cid, en leer cosas por el mismo placer de la lectura y abandonar cualquier tipo de gramática y en ir tomando un colorcito soleado de que empezamos a ser más felices.
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