cuando el rumbo
no es más que seguir al sol
y al corazón
en un tren de mala muerte
pero de buena vida;
cuando no tenemos idea
pero en el fondo
tampoco tenemos dudas
sobre todas las cosas
que aún no sabemos.
cuando el viento pega en la cara
y de repente nos despertamos
de sueños oscuros
y empezamos a vivir
entre plazas y chacarera.
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