lunes, 23 de marzo de 2009

Cercanías.

Se acerca,
despacio, se asoma. Deja ver su contorno.
Se acerca más cerca,
casi al ladito, y
se vislumbran mejor sus rasgos
claros, imponentes, compactos.
Se acerca casi hasta tocarme,
y me toca.
Se acerca dejando una marca invisible
de todo el camino que hizo
hasta llegar.
Se acerca en verano,
pasando al otoño
esperando que en invierno ya casi
no se aleje nunca más.
Y está tan cerca que creo
que puedo verlo completo,
sin anteojos. Puedo verlo incluso
sin abrir los ojos,
porque siento su olor e imagino
todo lo demás.
Su llegada me asombra
me impacta, me deja inmóvil como una estatua de hielo,
y de a poco se me va escurriendo el frío,
aunque cada día esté más lejos el verano.
Y los primeros pasitos
me los voy acordando tiernamente
como si estuviera todavía allá,
lejos mío,
pero por suerte está cerca,
y lo veo, y lo veo, ya lo veo.