El mundo se divide en dos:
Entre los que pueden dormir
cuando hay mosquitos en la habitación
y entre los que se tienen que parar
prender la luz,
mover los muebles,
sacudir las cortinas,
prender el ventilador,
abrir los ojos rojos,
abrirlos, abrirlos para matar,
porque así es el juego ahora:
matar o no dormir.
No, es peor.
Matar o dormir bajo amenaza,
entre zumbidos de sábanas,
entre picos ensangretados,
entre potenciales ronchas pomposas.
El mundo es mosquitamente binario.