jueves, 24 de mayo de 2012

ATENAS

Una ciudad vieja con gente joven.
Cuando llegamos llovía y no encontrábamos un lugar para comer. Fuimos al museo arqueológico y antes de llegar al primer piso, cerró. El hostel era lindo pero en una zona medio fulera. Fff, llegar siempre es difícil.
Más tarde salió el sol: recorrimos museos completos, comimos de lo lindo y nos hicimos amigos de los maleantes del barrio. El sol se abrió con Atenas, la prendió en tonos rojizos y barrosos y encendió una ciudad alucinante, llena de ese no sé qué griego que te vuelve loca de contenta. 
Historia que se lee en las paredes, en las calles, en todos los rincones. Carteles en griego que indican "al centro". En otra época quizás decían "al combate" o "al ágora". Ahora, más tranqui.
Clima caldeado, sí. Se nota la crisis, la gente lo dice, lo grita, lo hace saber. Hay locos, muchos. Hay policía que barre a los puesteros de la calle. Ayer vimos cómo le tiraban la mercadería a un vendedor y minutos más tarde el vendedor paraba el camión de basura y recuperaba sus  productos. Yo quise aplaudir.
La acrópolis se come el centro de la ciudad y llena todo de verde y blanco. Es mágico: una ciudad a la vista normal y PUM, en el medio se clava el partenón lleno de columnas inestablemente estables.
No hay guerreros ni dioses caminando, pero uno puede imaginárselos y es divertido reconstruir la historia griega mientras caminás y comés un gyro. En cada lugar al que vamos comemos "kebab" pero nos consolamos pensando que comemos cosas nuevas porque tienen distinto nombre dependiendo de cada ciudad. Todo tiene 3000 años y todo está en ruinas, pero hay gente joven que camina y despeja un poco el paisaje.
Acá es popular la ensalada griega con pepino, queso y aceitunas y se venden unas pantuflas coloridas en Plaka, barrio tipo palermitano pero con vista al Partenón. Ah y tomamos un "frapuccino". Yo nunca había probado y me pareció grandioso el café con helado. Javi me hizo esta observación, igual: "todo te parece grandioso porque estás contenta". La verdad, Grecia me vuelve loca de felicidad.






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