Dos grandes amigos en mi vida.
Los dos son igual de felices para mí.
Pero es que casi no existen uno sin el otro.
Siempre hay callecitas de palermo, muelles de costanera sur, barcitos del bajo, parque rivadavia entre libros y discos, rincones porteños que vienen acompañados solamente de los rayos de sol.
Siempre que hay sol, es todo más feliz.
Apuesto al verano, a las dos ruedas, a los árboles violetas, a las nubes que parecen comestibles, a los puestos de cd's truchos, a las pelotitas que caen inesperadamente de las ramas, al olor del pastito recién cortado, del café y de algún perfume masculino.
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