Siempre me pregunté cuándo sería el momento de dejar de emitir, e incluso pensar en esa frase, en ese lugar común. Cualquier lector, claro, estará esperando que anuncie que aquel momento llegó ahora, ahora que escribo del tema, ahora que remarco la preocupación. Pero esto dista de mi realidad. Lamento decepcionar (en realidad no, ni un poco) a aquellos que busquen certidumbres. Con todo mi corazón, ofrezco por el momento cualquier tipo de inquietud y de no respuesta. Les puedo regalar todas las puertas abiertas, los candados sin llaves, los finales ambiguos, las páginas en blanco.
Una vez me traje una ensalada al trabajo y me sentí grande.
Me sentí grande cada vez que terminé de llorar por algo importante.
Me siento grande cuando me voy dando cuenta de cosas adquiridas.
Soy chica.
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