La historia cuenta que los trabajadores que andaban cortos de dinero, salían del trabajo y tenían que elegir entre tomar algo y comer algo. Como la mayoría siempre elegía tomar, y cuando iban al trabajo estaban borrachos y no rendían lo suficiente, el rey ordenó servir con cada trago una porción pequeña de comida para absorber el alcohol. Cuando un día se levantó un viento importante, algo así como un temporal, un mozo le llevó al cliente (que oh, casualmente, era el mismísimo rey) la ración (supongamos, jamón crudo) encima del vaso para que no se llenara de polvo y basuritas. Desde ahí la tapa se llama tapa y los españoles y sus turistas podemos felizmente degustar distintas cositas con cada cañita. Es básicamente lo mejor del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario