No saber cómo,
cuál es la manera,
nuestras opciones mejores
para traernos más cerca.
Rompernos en partes iguales,
sacudirnos los huesos como perros mojados
y salpicar peatones.
El deseo de salir se vuelve
ineludible, ya no quiero escuchar
otras voces, todas distintas a mi ya
no quiero escucharme tan muda
ni seguir hablando en voz baja.
El invierno está empezando de este lado.
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