nuestro bar de cabecera en padua querida,
dentro de unos tiempos cierra Frida.
Y qué bien la pasé ayer, bailando cuatro canciones conocidas
(nunca me había pasado),
intentando entender a la gente que usa gorros gigantes con viseras,
charlando con Pablito-pelo-rubio,
qué bien me cae, él y sus vehículos motorizados.
Después de dos clases africanas a todo tambor,
andar en bici con otras gentes de largas piernas que entiende las incomodidades es crucial.
Y abe, peludo y con gorrito azul de duende,
haciendo chistes repetidos sobre mari en la veterinaria
y esa pasión personal por contar historias de sangre y muerte.
Padua tiene gente tan linda.
Y a Frida vamos a extrañarla todos.
1 comentario:
ay.
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