miércoles, 3 de marzo de 2010

Murphy, putazo.

Bueno el tema es así.
Hay días que los colectiveros te abren la puerta en mitad de la avenida,
que te dejan pasar incluso si no tenés monedas,
que pensabas que no tenías monedas y encontrás $1.25 en un bolsillo,
que anunciaban tormentas y te llevaste sandalias igual y salió el sol todo el día,
que tus alumnos hacen la tarea y vos das una clase dinámica y entretenida,
hay días que te salen las palabras, que no te sentís cansada, que la vida parece estar bien.
Otros días los colectiveros ni te paran en la parada,
nadie te quiere cambiar monedas,
llevaste zapatillas de lona y pisaste cada baldosa floja de la ciudad,
agarrás calles cortadas, humo, estás indispuesta, no te piropea ni un sólo obrero
y seguro que también te salieron granitos y te sentís más gorda.

El tema de esto es que pasa todo junto de repente y sin permiso.
O todo bien, o todo mal.
Y no hay punto medio.



1 comentario:

Oso Polar dijo...

Esto confirma lo que todos ya sabíamos: no importa cuánto lo nieguen, a las mujeres les gusta que las piropeen los obreros y camioneros. Cuanto más grasa el piropo, mejor. O no?

Un beso!