Laberintos de calles en subeybaja
perros de largas colas que corren con un aire feroz en los pulmoncitos,
nosotros nos apunamos de ver a los lugareños jugar al fútbol,
el paso se acorta y se alarga de acuerdo con las piedritas que traban,
las sandalias son adecuadas siempre y cuando las trufas se vendan,
la iglesia no deja segundo sin canción aleluya,
estamos parando en un cuartito somos diez entramos apretados
la ventana da a la montaña y la montaña al cielo
diosito se nos acerca de noche y de día cantando coplas
las cholas con sus colores ofrecen regalitos
(sus bebitos. en sus guaynos. arrugaditos),
las casas que venden cosas no se entiende qué cosas venden
o qué casas, la cosa es que no se entiende.
Los hombres sin barba dejan de existir los días del norte
parece que la gillete quebró en la quebrada,
mi espaldita pide carpa bolsa aislante dormir sobre
empanadas de carne rellenas con papa,
sale todo dos pesos y medio y la vida es en alpargata,
cebolla de verdeo y chocolatines sobran
aguiluchos revuelan sobre los cerros de lavanda.
Iruya te llevo bandera corazón hasta siempre.
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