domingo, 24 de julio de 2011

Deseos de primavera.

Un viento entró y en ese momento se dio cuenta de que ya estaba despierta. Estaba despierta disfrutando los vientitos que entraban de cuando en cuando por la ventana. Había quedado medio abierta y había amanecido en la misma posición. Ella y la ventana, las dos en la misma posición. Disfrutaba pensando en un desayuno con frutas y cereales. O nesquik y alfajores, siempre existía esa posibilidad. Pensaba acostada en el desayuno; en el desayuno y en viajes, en paseos al sol, en que le gustaría hacer surf y bunjing jumping, en pasar seis meses en algún otro país, en todas las cosas que quisiera hacer antes de los treinta. Y después de los treinta.
La cama, concluía, con toda la quietud que ella implica, era motor de los movimientos más remotos de su vida. La inactividad era su fuente más preciada para moverse. Así quieta, así moviéndose.

1 comentario:

Familiarizada dijo...

empezar antes de empezar. Soñar para ser y hacer. Está bueno, muy bueno